El cielo es el tejido que nos sostiene aquí
Ana Teresa Fernández, con su brocha y pinceles, borró el muro fronterizo; bajó el telón desde el cielo, como ella lo dice, y unió el cielo con la tierra. Ha logrado crear un efecto visual pintando el muro oxidado en color azul celeste, creando una atmosfera de unidad y esperanza.
Por Chucho Picón
Ana Teresa Fernández, originaria de Tampico, Tamaulipas, a los once años viajó junto a sus papás a San Diego, California, y después ella se mudó a la ciudad de San Francisco, California, a estudiar arte. Ahí realiza lo que más ama: pintura, esculturas, fotografía e intervenciones. Su historia inspira, ya que ella menciona que su única arma son las brochas y pinceles, con los que se ha dedicado a denunciar y expresar los muros psicológicos, físicos y sociales que existen.
¿Para ti qué es el cielo, qué significa?
«El cielo es amplitud, es libertad, es lo más expansivo que existe, aún más que el agua, aún más que el mar, porque el mar se contiene en la tierra, pero el cielo es lo más abierto que puede existir, lo más generoso. Cuando suspiramos por que amamos, levantamos la mirada al cielo; es lo más importante».
Ana comparte que en algún momento se conmovió al escuchar las historias de los migrantes hispanos con los que trabajaba, ya que ellos le contaban toda la adversidad que tenían que pasar para llegar al «sueño americano»; escuchó los relatos de ellos y todas las injusticias y sufrimientos físicos y psicológicos que padecían para lograr cruzar el muro fronterizo. Ante esto, Ana Teresa se dio cuenta de cuán privilegiada había sido, porque ella cruzó la frontera sin sufrimientos. «Y empecé a viajar a esta frontera entre Tijuana y San Diego para ver y vivir este obstáculo que era el muro. Para mí fue muy importante estar ahí y realizar acciones de arte: barría la arena, trapeaba el mar; era una metáfora».
¿Qué significa para ti el muro fronterizo entre Estados Unidos y México?
«Esta barda está hecha de rieles de trenes, y es una contradicción metafórica porque los trenes son para viajar, para el movimiento, para explorar; y aquí usan los rieles de trenes para un prisión, para hacer totalmente lo opuesto y crear una barrera entre dos países. Yo quise revestir de cielo esta barda de rieles para crear una sensación de amplitud y libertad, espacio y generosidad».
En 2011, en esta frontera, el Parque de la Amistad, que era donde las familias de ambos lados de la línea se venían a visitar, fue cerrado y no permitían que las familias pudiesen tocarse. No pudieron volverse a abrazar. El Parque de la Amistad era un lugar de encuentro para hispanoamericanos procedentes de toda Latinoamérica, que volvían a ver a sus familiares por primera vez; ya radicaban en Estados Unidos y volvían a verse después de once o quince años.
Era un encuentro entre familias, tanto físico como espiritual: convivían, comían, veían a sus seres amados. Y ahora les habían cerrado esas puertas. «Fue aquí donde realmente me pegó fuertísimo el ver todo esto, ver el sufrimiento de las familias, porque las familias se veían entre una rejas inmensas, y no poderse tocar, no poderse sentir, me pegó fuerte».
«Entonces usé mi arma con mayor potencial, que es la pintura, y empecé a crear un lugar con más armonía, un espacio dónde poder respirar, donde el cielo se una con la tierra; era como bajar el telón, pero el telón del cielo; que volviera a besar la arena, y pinté de color azul ese muro de color oxidado, lo cambié por el color de azul celeste».
¿Qué mensaje le darías a los jóvenes?
«No dejen de soñar, no dejen de luchar, no dejen de insistir en que todos tenemos el derecho a la libertad para ser lo mejor que podemos ser, tanto a través del estudio como a través del amor».
Más información de sus obras de arte en anateresafernandez.com y en gallerywendinorris.com
Publicado en la edición impresa de El Despertador Hispano de octubre de 2017 No. 5